Estreñimiento (I)

El estreñimiento es una queja común en la población de los países occidentales desarrollados, su frecuencia aumenta con la edad, de tal forma que en la población de más edad es la principal queja gastrointestinal y es uno de los principales motivos de automedicación.

Además de la edad, otras condiciones que favorecen el estreñimiento son el embarazo, el cambio de costumbres (viajes, alimentos, horarios, etc), el tipo de dieta (las altas en contenido proteico y bajas en fibra y/o agua), la inactividad física, situaciones de cansancio o nerviosismo, el consumo de determinados fármacos y padecer ciertas enfermedades.

Es difícil establecer la frecuencia del estreñimiento de forma precisa, oscila entre el 2% y el 28% dependiendo de la definición usada. En la mayoría de las ocasiones la existencia de estreñimiento se establece por la autocalificación de cada persona, según su criterio.

En general, las personas consideran que padecen estreñimiento cuando presentan una evacuación infrecuente, deposiciones de consistencia dura o volumen escaso, esfuerzo excesivo, sensación de evacuación incompleta, no satisfactoria o la combinación variable de cualquiera de estas posibilidades.

Por otra parte el estreñimiento puede ser debido a numerosas causas, responder a diversos mecanismos y adoptar diferentes formas de presentación.

Definición de estreñimiento

Para resolver tanta imprecisión, un comité internacional ha establecido los criterios de consenso para definir el estreñimiento.

Así, el estreñimiento crónico funcional se define por la presencia en los últimos doce meses, durante doce semanas, aunque no sean consecutivas, de dos o más de los siguientes datos:

  • Frecuencia de evacuación inferior a tres deposiciones a la semana
  • Más del 25% de las deposiciones con:
    • Esfuerzo defecatorio
    • Emisión de heces duras y pequeñas
    • Sensación de evacuación incompleta o bloqueo
    • Dificultad para la expulsión de las heces con necesidad de realizar maniobras manuales como digitalización o sujeción del suelo pélvico.

Valoración

Para poder actuar con éxito ante el estreñimiento, es imprescindible conocer la historia específica del mismo, la historia dietética, la actividad física, el uso de fármacos incluyendo los laxantes y buscar posibles enfermedades subyacentes.

Por tanto, es preciso que las personas con quejas de estreñimiento puedan informar con el máximo detalle posible sobre: el hábito defecatorio -circunstancias y condiciones en que se realiza o inhibe-, el patrón de evacuación habitual y el actual en el momento en que se consulta para poner fecha al cambio y conocer la duración del mismo, cuál es su curso evolutivo -continuo, intermitente, agudo o crónico-, el grado de intensidad, cuál es la principal queja –si se refiere a la frecuencia, al esfuerzo o al grado de satisfacción-, las características de las heces, si existen o no componentes anormales, como sangre o moco, existencia o no de otros síntomas acompañantes, presencia o no de incontinencia fecal y/o urinaria y factores desencadenantes, aliviadores o que agraven el estreñimiento.

La historia dietética debe evaluar la ingesta de fibra, de agua y el hábito dietético general, ya que el déficit de fibra y agua están en el origen de muchos casos de estreñimiento y este conocimiento de los hábitos alimentarios, servirá de base para introducir las modificaciones oportunas.

La actividad física se evaluará para, si es necesario y posible, incrementarla, ya que el sedentarismo favorece el estreñimiento.

Hay que conocer la relación completa de fármacos, de los prescritos y de los autoadministrados, es muy probable que alguno sea favorecedor de estreñimiento ya que son muchos los implicados en esta afección. Se pueden señalar algunos de uso frecuente: antiinflamatorios, sobre todo ibuprofeno y naproxeno, antihistamínicos, ansiolíticos, benzodiacepinas, betabloqueantes, diuréticos, estatinas, antiácidos o los propios laxantes.

Hay que buscar síntomas y signos de enfermedad orgánica, realizar una exploración clínica completada con examen perineal y tacto rectal, solicitar pruebas complementarias básicas, con analítica que permita valorar alteraciones hormonales y metabólicas y un enema opaco o colonoscopia según los hallazgos previos.

Estos dos últimos estudios no deben repetirse si los síntomas son de larga evolución, hay un estudio previo negativo y no hay cambios clínicos recientes, ya que no están exentos de riesgo y no suelen aportar nueva información.

En la mayoría de las personas no se identifica una causa evidente del estreñimiento

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