Ozono troposférico y salud

¿Qué es el ozono troposférico?

El ozono es un gas incoloro e inodoro que según se encuentre ubicado, en una u otra capa de la atmósfera, presenta efectos beneficiosos o perjudiciales, diferenciándose el ozono estratosférico (bueno) del ozono troposférico (malo).

El ozono estratosférico u “ozono bueno” está a una distancia de 10 a 50 km de la superficie, donde forma una capa que protege la tierra de los rayos solares ultravioleta. El desgaste de esta capa genera los denominados “agujeros de ozono”, y a la larga puede incidir tanto en el calentamiento global del planeta como producir efectos nocivos para la salud (aumento de cáncer de piel, cataratas oculares y afectación del sistema inmune).

El ozono troposférico u “ozono malo” se encuentra en la capa de la atmósfera más próxima a la superficie terrestre, que representa la fracción del aire respirable. Se trata de un contaminante secundario, procedente de las reacciones fotoquímicas de sus precursores o contaminantes primarios (óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles). A su vez estos contaminantes primarios deben su origen, entre otros, al tráfico rodado.

A diferencia de otros contaminantes, los niveles de ozono suelen ser menores en zonas urbanas contaminadas por otros compuestos. Esto se debe a que el ozono desaparece cuando reacciona con ellos. En el centro de las ciudades con mucho tráfico, el óxido de nitrógeno (NO) emitido por los automóviles reacciona con el ozono (O3) produciéndose dióxido de nitrógeno (NO2), por eso las concentraciones de ozono suelen ser inferiores a las existentes en la periferia e incluso menores que en algunas zonas periurbanas o rurales cercanas en las que hay menos tráfico. Además, hay que tener en cuenta que por efecto del viento el ozono puede expandirse y recorrer grandes distancias.

Los episodios de contaminación por niveles elevados de ozono en la atmósfera aparecen especialmente a finales de la primavera y durante los meses de verano, cuando las condiciones del clima son propicias para formar ozono, es decir, en días muy soleados, con ausencia de viento y con altas temperaturas, y en las horas centrales del día o a primera hora de la tarde, descendiendo conforme se acerca la noche. Además, son más frecuentes cuando una inversión térmica atrapa los contaminantes cerca del suelo.

¿Por qué es peligroso para la salud?

El ozono es un potente oxidante que a concentraciones elevadas puede ocasionar efectos no deseables en la salud, afectando principalmente al aparato respiratorio y al sistema cardiovascular.

– El ozono puede irritar el sistema respiratorio. Puede provocar tos. También puede causar irritación de la garganta y otras mucosas, provocando, por ejemplo, escozor en los ojos.

– El ozono puede reducir la función pulmonar y hacer más difícil la respiración. Si se realiza actividad física intensa, se puede sentir la respiración más rápida y menos profunda de lo normal. Así, puede empeorar otras enfermedades pulmonares crónicas, como el enfisema y la bronquitis, e incrementar el número de casos de crisis asmáticas.

– El ozono puede inflamar y dañar las células que cubren las vías respiratorias y los pulmones, provocando una hiperreactividad bronquial que puede ser la causa de episodios de insuficiencia respiratoria e infecciones relacionadas.

– El ozono se relaciona también con un aumento de la mortalidad por accidente cardiovascular, lo que supone además un aumento de la atención hospitalaria de urgencia.

 

¿Qué factores influyen en el empeoramiento de los efectos del ozono sobre la salud?

  • Concentración: a mayor concentración de ozono en la atmósfera, mayor posibilidad de afectación y gravedad de los síntomas.
  • Duración de la exposición: a mayor tiempo de exposición más frecuentes serán las reacciones adversas.
  • Intensidad de la actividad en exteriores: mayor esfuerzo físico supone un aumento en la cantidad de ozono inhalado y, en consecuencia, una mayor penetración en los pulmones.
  • Sensibilidad individual: algunas personas son más sensibles a los efectos del ozono que otras.
  • Enfermedades preexistentes: la exposición a ozono agudiza las patologías respiratorias y cardiovasculares.

Estos efectos pueden verse potenciados por otros contaminantes atmosféricos. Además, como se ha dicho, los altos niveles de ozono suelen aparecer cuando las temperaturas son elevadas, de tal manera que el calor y el ozono actuando conjuntamente pueden intensificar los efectos perjudiciales sobre la salud, especialmente en aquellos grupos de personas más vulnerables.

 

 ¿Qué personas pueden verse más afectadas?

Existen ciertos grupos de población potencialmente más sensibles a la acción del ozono:

  • Niños menores de 6 años: pasan más tiempo al aire libre, son más activos y sus vías respiratorias no se han desarrollado completamente.
  • Personas con enfermedades respiratorias crónicas:   el ozono puede irritar aún más las vías respiratorias de personas que ya sufren enfermedades pulmonares o de las vías respiratorias. Así, personas con enfermedades como asma, enfisema, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, y bronquitis crónica, con la capacidad pulmonar reducida, pueden experimentar un agravamiento de los síntomas habituales.
  • Pacientes con patología cardiovascular crónica: la exposición al ozono se ha venido relacionando con un incremento de los ingresos por episodios agudos cardiovasculares.
  • Personas de edad avanzada: son un grupo muy vulnerable por la mayor presencia de patología de base, su mayor consumo de medicamentos y su sistema inmunitario deficitario.
  • Personas sensibles: existen determinadas personas con una mayor sensibilidad o susceptibilidad al ozono, que pueden verse afectadas por el aumento de las concentraciones de este contaminante.

También deben extremar las precauciones las mujeres embarazadas, los pacientes polimedicados, los pacientes oncológicos y, en general, las personas inmunodeprimidas.

Asimismo, en momentos de alta exposición a contaminantes atmosféricos, la realización de actividad física intensa puede ser un factor que potencie los efectos negativos en salud, ya que incrementa el volumen de aire inspirado y en consecuencia la cantidad de contaminante atmosférico absorbido.

 

Recomendaciones sanitarias

Especialmente la población más vulnerable, como son las personas con asma u otras enfermedades respiratorias, los afectados por enfermedades cardiovasculares, las personas inmunodeprimidas, las embarazadas, los niños menores de seis años y las personas mayores deben evitar la realización al aire libre de ejercicio físico o actividades que requieran esfuerzo, sobre todo a última hora de la tarde, que es cuando los niveles de ozono son más elevados. Asimismo, en episodios intensos y en la medida de lo posible, debe también limitarse la exposición prolongada en el exterior.

Algunas recomendaciones a este respecto son:

  • Si practica algún deporte o actividad al aire libre, procure no realizarlos durante las últimas horas del día, que es cuando los niveles de este contaminante suelen ser más elevados.
  • Evite ser demasiado activo al aire libre, optando, por ejemplo, por caminar en vez de correr.
  • Siempre que sea posible, es aconsejable que las personas con especial sensibilidad programen sus actividades y limiten su estancia en el exterior.
  • En el caso de personas asmáticas se recomienda tener a mano el medicamento de rescate.
  • Reduzca o elimine el consumo de tabaco.
  • Si siente ahogos, le cuesta respirar, le sobreviene una tos profunda, o empeoran los síntomas de su patología previa, acuda a un servicio de urgencias médicas.

Si quiere conocer la calidad del aire en su zona, consulte en: https://airedemadrid.madrid.es/portal/site/calidadaire

Y recuerde, si es especialmente vulnerable a los efectos de este contaminante, manténgase informado de la calidad del aire y siga las recomendaciones sanitarias.

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