DEFINICIÓN DE LA ENFERMEDAD Y DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA
La rabia es una enfermedad vírica que ocasiona trastornos en el sistema nervioso central de las personas afectadas, y que tiene un desenlace mortal en la práctica totalidad de los casos una vez que aparecen los primeros síntomas.
Esta enfermedad fue ya descrita 2000 años antes de Cristo y presenta una distribución mundial, con un gran número de mamíferos susceptibles que actúan como reservorios de la infección y miles de muertes anuales (40.000-60.000), especialmente en países en vías de desarrollo de África. América del Sur y Asia. En Europa y Estados Unidos los esfuerzos realizados para su control han llevado a una significativa disminución de su incidencia e incluso a su erradicación en amplias regiones geográficas.
Hemos de distinguir dos ciclos epidemiológicos diferentes en relación con esta enfermedad: el ciclo mantenido por mamíferos terrestres (perros, gatos, y algunos carnívoros silvestres como zorros, mapaches, etc.) y el mantenido por los murciélagos. Aunque las personas pueden adquirir la enfermedad por ambas vías, el primero supone mucho mayor riesgo epidemiológico que el segundo, y más si afecta a animales domésticos (rabia urbana) que si los implicados son solo animales silvestres (rabia selvática). La rabia transmitida por murciélagos no supone un riesgo epidemiológico importante, salvo que se manipulen animales afectados o se produzca una mordedura accidental por uno de ellos, hecho altamente infrecuente.
En lo que se refiere a la rabia terrestre, la transmitida por animales domésticos (perros y gatos) ha desaparecido prácticamente en toda Europa occidental, a la vez que ha disminuido enormemente la que afecta a animales silvestres, todo ello gracias a las intensas y persistentes campañas de vacunación. En Europa oriental, incluida Turquía, todavía se producen muchos casos de rabia en perros domésticos, con el grave riesgo para la salud humana que ello supone por la fácil transmisión de la enfermedad las personas con las que conviven.
En España (península e islas) no existen casos de rabia terrestre desde el año 1978, a excepción del caso importado de Marruecos y declarado en junio de 2013 en Toledo. Por su parte, las dos ciudades autónomas españolas situadas en el norte de África (Ceuta y Melilla) presentan esporádicamente casos de rabia en animales domésticos (perros), debido a la permeabilidad que existe en sus fronteras con Marruecos, país en el que esta enfermedad sigue presente.
En lo que se refiere a la enfermedad en murciélagos, en toda Europa presenta una distribución geográfica diferente a la observada para la rabia de mamíferos terrestres, indicando con ello que en los quirópteros la enfermedad tiene su propio ciclo. Aunque también está presente en España, el riesgo de contraer la enfermedad por esta vía es bajo si se adoptan las medidas de precaución que se describirán más adelante.
MODO DE TRANSMISIÓN
El virus de la rabia se transmite a través de la saliva del animal enfermo cuando es inoculada al individuo sano a través de heridas o laceraciones de la piel, sean estas causadas por el propio animal transmisor (mordeduras) o preexistentes. Se ha descrito transmisión por vía aérea en situaciones de presencia de aerosoles con alta concentración vírica (cuevas poco ventiladas habitadas por altas densidades de murciélagos). También puede producirse transmisión a través de mucosas, pero no a través de piel intacta.
El tiempo que tardan en aparecer los síntomas de la enfermedad depende de diversos factores como: cercanía del Sistema Nervioso Central (encéfalo) al punto de entrada, existencia de mordeduras múltiples y profundidad, inervación de la zona, variante del virus y cantidad de virus inoculado, y la ausencia o no de tratamiento inmediato de las heridas.
En personas, el período de incubación por lo general es de 2 a 8 semanas, pero puede ser muy variable (10 días hasta varios años), dependiendo de la dosis viral inoculada, tipo y lugar de la herida. Así, inoculaciones en cabeza, cuello y extremidades superiores, tienden a desarrollar periodos más cortos que las que tienen lugar en tronco o extremidades inferiores.
La gravedad de la enfermedad y la importancia de las medidas de prevención y de control de animales agresores, radican en que, en lo que se refiere a personas, puede decirse que la enfermedad es invariablemente mortal tras la aparición de los primeros síntomas.
PREVENCIÓN, VIGILANCIA Y CONTROL
La eliminación de la enfermedad como zoonosis, depende de su control y erradicación en los mamíferos implicados en su ciclo de transmisión. Las pautas de actuación para el control de esta enfermedad vienen recogidas en el “Plan de Contingencia para el control de la rabia terrestre en animales en cautividad y silvestres en España”
En este sentido, ninguna medida ha ayudado tanto a reducir la incidencia de la rabia en las personas como la vacunación masiva de perros domésticos. Se ha demostrado que la vacunación del 70-80% de los perros de una población determinada, bloquea la ocurrencia de epidemias de rabia, siendo estas las cifras inmunización recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En España la pauta de vacunación antirrábica de los animales de compañía puede variar según la comunidad autónoma. En estos momentos y a la espera de un nuevo desarrollo normativo, en la Comunidad de Madrid no es obligatorio vacunar de rabia, aunque es muy recomendable hacerlo, tanto en perros como en gatos y hurones. Por otra parte, si tiene pensado salir de España con su animal, tenga en cuenta que debe acompañar su desplazamiento con un pasaporte sanitario debidamente cumplimentado por su veterinario/a, en el cual figure el sello oficial, fecha y firma de la vacuna de rabia.
Medidas adicionales, como la identificación individual de animales de compañía, la adecuada gestión de los censos de perros y gatos y el control de las poblaciones de animales vagabundos y abandonados, han permitido en países como España erradicar la enfermedad y controlar con facilidad posibles nuevos brotes.
En lo que se refiere a rabia silvestre, es necesaria la inmunización de las poblaciones afectadas mediante el suministro de cebos orales, que se han revelado muy eficaces, y de hecho han permitido obligar a retroceder a la enfermedad en amplias zonas de Europa.
En el caso de los murciélagos, es necesario mantener sistemas de vigilancia sobre sus poblaciones, diagnosticando posible existencia de la infección en animales sospechosos, asociado, a ser posible, con la identificación de la especie implicada.
ACTUACIÓN EN CASO DE UNA AGRESIÓN POR UN ANIMAL
La existencia de un incidente de mordedura por un animal pone en marcha el protocolo de control antirrábico, para lo cual es condición indispensable que el hecho sea notificado a las autoridades sanitarias.
Los perros que hayan mordido, o los sospechosos de padecer rabia, han de ser puestos bajo observación veterinaria durante 14 días. Si en ese periodo el animal muriese o desarrollase sintomatología, deberá ser sometido a pruebas laboratoriales, dado que la identificación del virus o alguno de sus componentes específicos mediante ellas es la única forma de realizar un diagnóstico fiable.
En función de los resultados obtenidos durante el período de control veterinario, se adoptarán las medidas que procedan, tanto en relación con el animal como con la persona afectada.
Es fundamental que este control se realice en el plazo más breve posible tras la mordedura, dado que cualquier tratamiento que haya de ser impuesto a la persona mordida debe iniciarse antes de la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad.
En cualquier caso, ante una herida sospechosa, debe realizarse un adecuado tratamiento local que incluya un lavado inmediato con agua jabonosa a chorro y la subsiguiente desinfección con antisépticos locales, evitando en la medida de lo posible su sutura.
Serán los servicios sanitarios quienes, en función de la información disponible sobre el animal agresor y otros factores, evaluarán la conveniencia o no de instaurar una pauta de vacunación antirrábica en la persona mordida.
En la Ciudad de Madrid, todo propietario de un animal que se haya podido ver implicado en un episodio de mordedura a una persona deberá trasladarlo al Centro de Protección Animal (Ctra. del Barrio de la Fortuna, 33; teléfono 913094135) en el plazo máximo de 72 horas. Una vez allí, y evaluada la situación del animal, su documentación y otros datos de interés, los servicios técnicos veterinarios decidirán si el período de 14 días de observación se habrá de realizar con el animal ingresado en el propio centro o será posible que se lleve a cabo en el domicilio del propietario.
Tras la mordedura, y durante el período de control antirrábico, el/a propietario/a de un animal agresor está obligado a:
- Garantizar su adecuada custodia hasta su traslado al Centro de Protección Animal, así como durante el periodo de observación antirrábica si esta se realiza en el domicilio.
- Evitar desplazamientos del animal fuera del domicilio.
- No administrar la vacuna antirrábica durante el periodo de observación.
- Comunicar a los servicios técnicos veterinarios municipales cualquier incidencia.
- En caso de muerte del animal, el responsable del animal lo comunicará urgentemente a los Servicios Veterinarios Oficiales de su comunidad autónoma y facilitará su traslado al laboratorio correspondiente
El incumplimiento de las normas de ingreso y custodia de los animales agresores para su observación antirrábica está considerado como infracción grave.
En caso de mordedura, toda persona agredida debe consultar a su médico de cabecera al objeto de que este determine las actuaciones profilácticas o terapéuticas que pudieran proceder, así como al Servicio de Inmunoprofilaxis de Rabia Humana (c/ Montesa, 22, teléfono: 915885102), donde recibirá información médica de interés.
Puede encontrarse más información relativa al control antirrábico de animales agresores en Madrid en Animales domésticos. Control sanitario de animales agresores – SEDE ELECTRÓNICA (madrid.es)
RECOMENDACIONES SOBRE RABIA DE QUIRÓPTEROS
La prevención de la transmisión de rabia por mordedura de murciélagos insectívoros en España pasa por adoptar las siguientes recomendaciones:
- Es peligroso entrar en contacto directo estos animales, más concretamente, recoger o tocar murciélagos enfermos o con comportamientos anormales. Esta recomendación ha de trasladarse especialmente a la población infantil, que constituye un grupo de elevado riesgo al respecto, por tendencia a tocar animales, vivos o muertos, que les puedan resultar accesibles.
- Cuando una persona haya podido ser mordida o entrar en contacto con saliva de murciélago, debe dirigirse inmediatamente al servicio de atención primaria o a urgencias hospitalarias para recibir el tratamiento que los servicios médicos consideren necesario. De hecho, ante una herida producida por mordedura de murciélago, está indicada la aplicación inmediata y completa del tratamiento antirrábico post-exposición (posterior a un posible contacto con el virus) en la persona afectada.
- Las actuaciones en estos casos serán coordinadas por el Área de Vigilancia de Riesgos Ambientales en Salud de la Comunidad de Madrid en horario de 8:00 a 15:00 (Teléfono: 91 3702070 / 63), y por las tardes, noches y festivos, serán coordinadas por el Servicio de Alertas Rápidas en Salud Pública (Teléfono: 061). En cualquier caso, si el quiróptero que ha mordido a una persona se encuentra vivo, se contactará con el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS), dependiente de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid, en el teléfono 912760626. Nunca se transportará el animal sospechoso vivo a ningún laboratorio.
- Si bien se llevan a cabo medidas de vigilancia epidemiológica en los quirópteros a fin de obtener un seguimiento de la situación de la rabia en estos animales, inicialmente no se deben plantear medidas de sacrificio incontrolado e indiscriminado de estos animales, dado que se trata de una estrategia, no solo ineficaz, sino de efectos negativos para el ecosistema.
- Los servicios médicos habrán de valorar la posibilidad de aplicar la vacunación pre-exposición (anterior a un posible contacto con el virus), a aquellas personas que realicen actividades en lugares cerrados con altas densidades de murciélagos (espeleólogos y similares), que trabajen con estos animales, o que puedan estar con cierta frecuencia en situación de riesgo al respecto. Ante cualquier duda al respecto, consulte a los servicios sanitarios.
DEPARTAMENTO DE SERVICIOS VETERINARIOS