Vamos a intentar transmitir como podemos orientarnos para detectar el consumo problemático de sustancias, pues como ya se ha dicho antes, los consumos de sustancias, en los primeros momentos no suelen dar problemas (aunque el potencial de abuso de la sustancia tomada sea alto), ya que la persona se puede quedar en consumos ocasionales y/o experimentales. Aún así no podemos, ni debemos olvidar que el individuo está corriendo un riesgo más o menos alto, dependiendo fundamentalmente de las características personales y sociales.
La curiosidad, el deseo de encontrar estados placenteros y satisfactorios y/o la búsqueda de riesgos, suelen ser el inicio del consumo de sustancias, en esos momentos la persona no se da cuenta, ni asume que está corriendo un riesgo (no previsto, ni deseado), de entrar en una conducta adictiva. Afortunadamente no siempre es así, va a depender de múltiples factores, personales, sociales…, y fundamentalmente de la utilización que se haga de las mismas.
Se considera que una persona tiene un uso problemático cuando la sustancia o sustancias toman tal importancia en su vida que se van desplazando y alterando, poco a poco, las distintas parcelas de la vida del individuo.
Una vez instaurado el uso problemático, se van a producir en mayor o menor intensidad cambios emocionales, físicos, comportamentales….; es esta modificación de su conducta habitual lo que nos puede orientar hacia la sospecha de consumos (estos cambios pueden ser reversibles al terminar la conducta adictiva). Lógicamente el riesgo aumenta cuanto mayor sea el tiempo de consumo y la cantidad de sustancia consumida. En resumen, cada vez dedica más tiempo a la obtención de la droga y a estar bajo sus efectos, lo que conlleva que va abandonando otras actividades habituales, para poder dedicar más tiempo a su adicción, con todo lo que puede suponer.
Los datos que nos pueden orientar para detectar el abuso o dependencia son descritos a continuación, según criterios del DSM IV, (clasificación internacional de enfermedades).
Abuso de sustancias
Lo que caracteriza el abuso de alguna sustancia es un patrón de consumo que lleva a un deterioro o malestar significativo y que se mantiene al menos durante 1 año, dando lugar al menos a una o más de las siguientes consecuencias:
- Consumo repetitivo de sustancias que llegan a producir el incumplimiento de obligaciones (absentismo laboral o escolar…).
- Consumo repetitivo de la sustancia aún en situaciones en las que suponen un peligro físico (deterioro importante, enfermedad…).
- Problemas legales repetidos en relación con la sustancia o sustancias (multas por consumo en vía pública y/o por tenencia de sustancias para consumo propio, multas de tráfico, altercados…).
- Consumo continuado de la sustancia a pesar de los problemas sociales continuos y repetitivos, o de los problemas interpersonales (las relaciones sociales se ven afectadas pronto, suelen cambiar de grupo o aislarse) causados o aumentados por los efectos de la sustancia.
Es decir la persona comienza a perder el control ante la sustancia de la que abusa (siguen consumiéndola a pesar de los perjuicios que le producen y que parecen no notar, aunque su entorno ya sienta la situación de alarma).
Dependencia de sustancias
La dependencia da lugar a un grupo de síntomas cognoscitivos (la persona dependiente puede creer firmemente que no tiene problemas y que “lo puede dejar cuando quiera”, pero con el tiempo se acaba dando cuenta que esto no es posible y que necesita ayuda), comportamentales (cambio de grupo de iguales, mayor rebeldía, incumplimiento de normas…) y fisiológicos (adelgazamiento, ritmo del sueño alterado, cambios en la alimentación…) que indican que el sujeto continúa consumiendo la sustancia a pesar de la aparición de problemas importantes claramente relacionados con ella. La dependencia se define como un grupo de 3 o más de los siguientes síntomas durante un periodo superior a 1 año:
- Tolerancia: necesitan más cantidad de sustancia y/o consumos más frecuentes para conseguir los mismos efectos.
- Síndrome de abstinencia: importante malestar físico y psíquico cuando no toman la sustancia.
- Patrón de consumo compulsivo: ya han perdido totalmente el control sobre la sustancia, no pudiendo decidir libremente sobre la misma, que de alguna forma se ha convertido en “el eje central de su vida”.
- Utilizan mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancia o en la recuperación de los efectos de la misma.
- Importante reducción de sus actividades sociales, laborales o recreativas, pues dedican mucho tiempo al consumo.
- Siguen consumiendo a pesar de tener conciencia de los problemas psicológicos, físicos, relacionales…, ya que se manifiestan de forma persistente y periódicamente, asociados o causados por la sustancia.
Es decir, la persona ya ha perdido claramente el control sobre la sustancia, es más, la sustancia es la que “toma el control” sobre la persona que ya no puede decidir libremente sobre el uso de la misma y se siente impulsado a seguir consumiendo a pesar de los claros perjuicios que le produce.