El dióxido de nitrógeno (NO2) es un contaminante atmosférico, de origen principalmente antropogénico, cuyas fuentes fundamentales son el tráfico rodado, así como las emisiones de determinadas industrias y grandes instalaciones de combustión.
Los niveles más altos se alcanzan en áreas urbanas, especialmente en las grandes ciudades y sus zonas metropolitanas, así como en la proximidad de las vías de comunicación con mayor intensidad de tráfico. En el medio urbano, se estima que más del 75% del NO2 en aire ambiente se debe al tráfico rodado.
Su presencia en el aire contribuye a la formación y modificación de otros contaminantes atmosféricos, tales como el ozono y las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5). Los óxidos de nitrógeno, en contacto con compuestos orgánicos volátiles (COVs) presentes en la atmósfera y en presencia de radiación solar, generan ozono (O3), contaminante secundario de la atmósfera.
Es importante resaltar que los efectos sobre la salud de la contaminación atmosférica por NO2 no pueden valorarse de manera aislada. Dado su origen en el tráfico urbano, los niveles elevados de NO2 pueden ir acompañados de niveles altos de partículas en suspensión, principalmente PM2,5, en cuya composición pueden encontrase elementos perjudiciales para la salud como, por ejemplo, los Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos o los metales pesados.
¿Por qué es peligroso para la salud?
Niveles elevados de dióxido de nitrógeno pueden irritar los pulmones y disminuir su capacidad funcional. La irritación que provoca este contaminante se relaciona con una importante inflamación de las vías respiratorias y una mayor mucosidad, lo que supone un aumento de la reactividad bronquial favoreciendo la aparición de infecciones respiratorias, como bronquitis, especialmente en mayores e inmunodeprimidos, así como bronquiolitis en niños. Además, incrementa la sensibilidad pulmonar a la broncoconstricción, reagudizando los síntomas de pacientes con enfermedades crónicas respiratorias, asmáticos y alérgicos.
Otras investigaciones apuntan también a relacionar contaminación atmosférica con un bajo peso al nacer y mayor probabilidad de parto prematuro, por lo que las embarazadas son un colectivo de especial protección ante estos episodios.
¿Qué personas pueden verse más afectadas?
Como se ha indicado anteriormente, son más sensibles a los efectos de este contaminante personas con asma y otras enfermedades respiratorias crónicas (enfisema pulmonar, EPOC…) cardiovasculares y/o trastornos inmunológicos, como, por ejemplo, pacientes oncológicos. Asimismo, sus efectos pueden ser más perjudiciales en menores de 6 años y personas de edad avanzada, así como en mujeres embarazadas, por sus posibles efectos sobre el embarazo y el feto.
Además, en momentos de alta exposición a contaminantes atmosféricos, la realización de actividad física intensa puede ser un factor que potencie los efectos negativos en salud, ya que incrementa el volumen de aire inspirado y en consecuencia la cantidad de contaminante atmosférico absorbido.
¿Cuáles son los principales síntomas?
- Tos y flema
- Irritación de ojos, nariz y garganta
- Molestias al respirar
- Sensación de falta de aire
- Cansancio o fatiga inusuales
Estos síntomas pueden agudizarse incluso en personas que no presenten patologías previas y que, en momentos de altos niveles de contaminación atmosférica, se encuentren realizando actividades o ejercicio intenso al aire libre.
Recomendaciones sanitarias
Especialmente la población más vulnerable, como son las personas con asma u otras enfermedades respiratorias, los afectados por enfermedades cardiovasculares, las personas inmunodeprimidas, las embarazadas, los niños menores de seis años y las personas mayores deben evitar la realización al aire libre de ejercicio físico o actividades que requieran esfuerzo, sobre todo a última hora de la tarde, que es cuando los niveles de dióxido de nitrógeno son más elevados. Asimismo, en episodios intensos y en la medida de lo posible, debe también limitarse la exposición prolongada en el exterior.
Algunas recomendaciones a este respecto son:
- Si practica algún deporte o actividad al aire libre, procure no realizarlos durante las últimas horas del día, que es cuando los niveles de este contaminante suelen ser más elevados.
- Evite ser demasiado activo al aire libre, optando, por ejemplo, por caminar en vez de correr.
- Para pasear, caminar o desplazarse en bicicleta, evite zonas con tráfico intenso.
- En caso de que también se produzca una elevada presencia de PM2,5 puede ser recomendable utilizar mascarillas FPP2.
- Es aconsejable que en episodios intensos, las personas con especial sensibilidad limiten su estancia en el exterior, especialmente por las tardes.
- En el caso de personas asmáticas se recomienda tener a mano el medicamento de rescate.
- Reduzca o elimine el consumo de tabaco.
- Si siente ahogos, le cuesta respirar, le sobreviene una tos profunda, o empeoran los síntomas de su patología previa, acuda a un servicio de urgencias médicas.
Si quiere conocer la calidad del aire en su zona, consulte en: https://airedemadrid.madrid.es/portal/site/calidadaire
Y recuerde, si es especialmente vulnerable a los efectos de este contaminante, manténgase informado de la calidad del aire y siga las recomendaciones sanitarias.