Siguiendo con los opiáceos, sustancias depresoras del Sistema Nervioso Central, vamos a centrarnos fundamentalmente en la metadona; previamente aclararemos algunos conceptos sobre la heroína.
HEROÍNA: Es el opiáceo más utilizado como sustancia de abuso en la actualidad.
El consumo intravenoso de la misma sigue disminuyendo (posiblemente por miedo al SIDA), en nuestra ciudad se suele consumir de forma inhalada (“heroína fumada” o “chino”), para lo cual utilizan el papel de plata.
Su vida media es de 8 horas (tiempo necesario para que disminuya a la mitad la concentración de la sustancia en sangre).
El principal metabolito de degradación de la heroína es la morfina, que a su vez, tiene también un importante efecto antiálgico y sedante.
Lo anterior es el motivo por el cual la máxima intensidad del Síndrome de Abstinencia se produce a las 48-72 horas del último consumo, ya que en este tiempo ha sido metabolizada completamente la heroína y no quedan opiáceos circulando por el organismo.
La heroína tiene un gran poder adictógeno, pudiendo crear en poco tiempo una severa adicción, con un Síndrome de Abstinencia físico intenso y complejo, con componentes psicológicos bastante importantes. La intensidad del mismo esta en relación directa con el tiempo de consumo y con las dosis utilizadas.
El Síndrome de Abstinencia a la heroína, “mono”, es muy temido por los toxicómanos, y posiblemente haya podido contribuir a la hora de realizar actos delictivos, con el fin de conseguir el dinero necesario para mantener su adicción.(sobre todo en el pasado), la metadona ha tenido un importantísimo papel en la disminución de la delincuencia asociada a los consumos de heroína.
METADONA: Es fundamental aclarar que se trata de un medicamento opiáceo, y como tal es utilizado en el tratamiento de la adicción a heroína y también en el tratamiento del dolor (dentro de programas específicos).
Al ser un estupefaciente, su uso médico está regulado, permitiéndose los tratamientos de sustitución con metadona a las personas dependientes de opiáceos, dentro de un programa de mantenimiento con control médico y conjuntamente con otras medidas de tipo médico y psicosocial.
La metadona es un opiáceo sintético, activo por vía oral, con una potencia ligeramente superior a la de la morfina y mayor duración de su acción (24 horas), aunque con menor efecto euforizante que la heroína.
Al ser menos euforizante (sensación placentera de bienestar) y narcotizante (“cuelgue”) que otros opiáceos permite al heroinómano tener una vida mas normalizada. Además no necesitan planificar su vida en función de la obtención de su dosis, pues esta es dispensada de forma controlada y con supervisión médica. Por lo que es un buen tratamiento sustitutivo en la heroinomanía.
Cuando es utilizada a dosis estables y adecuadas, permite una normalización de numerosas funciones, no solo físicas, sino también psicológicas que se encuentran significativamente perturbadas, por los opiáceos de acción corta, como es la heroína.
Hay que tener en cuenta que la modificación de las conductas desadaptativas propias de la adicción a la heroína (a veces profundamente arraigadas), y la consolidación de la abstinencia es un proceso de larga duración, que necesita de un enfoque integral, que permita cubrir las necesidades médicas, psicológicas, sociales, de ocio y tiempo libre, etc.
El sistema opioide endógeno sufre una profunda perturbación durante los ciclos de adicción a la heroína, que acaba normalizándose a través de un tratamiento crónico con metadona.
Al ser un medicamento depresor del SNC, interacciona con otras sustancias depresoras del SNC potenciándose en sus efectos.
La duración del tratamiento con metadona puede oscilar entre unos meses y varios años, no descartando que pueda ser de muy larga duración (ya sea de forma continua o en determinados momentos), pues se mantendrá siempre que se obtengan beneficios.
En los tratamientos de mantenimiento con metadona se consigue fundamentalmente:
Prevención del SAO (Síndrome de Abstinencia a Opiáceos) objetivo y subjetivo durante 24 horas al día.
Reducción o eliminación de la apetencia a la heroína.
Bloqueo de los efectos euforizantes de cualquier estupefaciente ilegal y de los efectos narcóticos indeseables.
Modificación de las conductas desadaptativas.