En esta entrega vamos a tratar de una droga legal, aunque tiene regulado su uso en lugares públicos y de trabajo; se trata del tabaco.
NICOTINA: Droga de clasificación no muy clara, considerada por muchos autores como una droga estimulante del sistema nervioso central. Otros autores la consideran una droga “bifásica” pues a dosis bajas es estimulante del sistema nervioso y a dosis altas retrasa la transmisión neuronal. Esta acción bifásica explica los efectos complejos que los humanos perciben cuando usan la nicotina.
Se obtiene naturalmente de las hojas del tabaco. El tabaco tiene diferentes constituyentes, pero es la nicotina la que tiene el mayor poder farmacológico.
Se absorbe rápidamente a través de la mucosa oral y nasal, el tracto gastrointestinal y los pulmones. Donde se absorbe mejor es en los pulmones, por lo cual las personas que se tragan el humo reciben más dosis de nicotina que los que no (fumadores de puro y pipa).
Una vez que se ha absorbido, es distribuida por la sangre hacia los sitios donde va a hacer efecto (por ejemplo cuando se fuma un cigarrillo, la nicotina llega a los alveolos pulmonares en siete segundos). Los niveles de nicotina en el cerebro se alcanzan muy rápidamente, y luego descienden, en la medida en que la sustancia se distribuye en otras partes del cuerpo.
Sus efectos se observan rápidamente y tiene una vida media de 10 – 20 minutos. Esta es la razón por la que muchos fumadores encienden un cigarrillo tan pronto han apagado otro.
La nicotina sé metaboliza fundamentalmente por el hígado y se elimina por la orina.
La tolerancia a la nicotina se desarrolla rápidamente. Es experiencia conocida de los fumadores que sus primeros cigarrillos supusieron síntomas como palpitaciones, sudores, nauseas o vómitos que rápidamente dejaron de sentir. Estos son síntomas de un envenenamiento por nicotina.
De la misma manera; los efectos del primer cigarrillo del día no son los mismos que los efectos del vigésimo porque los fumadores metabolizan más rápido la nicotina que los no fumadores. Además entre fumar el primer cigarrillo y poder fumar un paquete o más al día pueden pasar solo unas pocas semanas.
No hay duda de que la gente desarrolla dependencia a la nicotina. La experiencia del síndrome de abstinencia (que aparece a las 24 horas después de fumar él ultimo cigarrillo) incluye: irritabilidad, ansiedad, dificultad de concentración, aumento del apetito, impaciencia, quejas somáticas e insomnio.
Una vez que se empieza a fumar hay muchas probabilidades de volverse dependiente de la nicotina (lo que no ocurre con otras drogas que se prueban y que se pueden usar incluso durante un tiempo intermitentemente). Algunos estudios señalan que un 85% de las personas que prueban el tabaco, acaban siendo dependientes de la nicotina.
Los efectos agudos de la nicotina son complejos, a dosis “normales” (lo que puede utilizar cualquier fumador cotidianamente) aparecerían efectos estimulantes como: incremento de la actividad en general, estimulación del centro cerebral del vómito (que desaparece muy rápidamente con la tolerancia), estimulación de la secreción de la hormona antidiurética, reduce el tono muscular, aumenta la alerta, el aprendizaje y la memoria, incrementa el gasto cardiaco, la tensión arterial y las contracciones del corazón. Dilata las arterias (si no se tiene arteriosclerosis) para permitir la llegada de mas oxigeno que demanda el corazón.
Se ha visto que la nicotina tiene un efecto estimulante del sistema nervioso central, aunque no tan intenso como el de la cocaína o las anfetaminas.
El aumento de la alerta, del aprendizaje y de la memoria va a ser un potente refuerzo en los seres humanos y de hecho, la deprivación de nicotina en los fumadores puede dar lugar a un deterioro en la ejecución de tareas cognitivas que se revierte con la administración de nicotina, lo que mantiene el consumo del cigarrillo y dificulta su abandono.
¿Qué supone que sea una droga bifásica?, que tiene efecto estimulante y relajante. El efecto relajante, en este caso, queda reforzado por la asociación (condicionamiento) que realiza el fumador entre la acción de fumar y el éxito en el afrontamiento del estrés. Y por otro lado, aunque la nicotina sea un estimulante, los sujetos fumadores refieren un efecto calmante, que es un importante reforzador para continuar con el hábito de fumar.
Otro efecto agudo es que disminuye el apetito y además incrementa la cantidad de energía que el cuerpo utiliza. Por esta razón muchas personas señalan que, al dejar de fumar engordan y esto les lleva muchas veces a volver a fumar.
Sin embargo, todos los estudios demuestran que, al dejar de fumar, si bien se engordan algunos kilos en los primeros meses, a largo plazo, el incremento medio de peso es solo de tres kilos a los dos años.
El consumo crónico del tabaco está asociado con muchas y muy graves enfermedades. El daño a la salud lo causan los componentes del tabaco: alquitrán, nicotina y monóxido de carbono y el fumador está constantemente expuesto a los tres durante años.
Cuando el humo se “traga”, se absorbe un 20% de nicotina, frente al 2,5%-5% que se absorbe cuando el humo queda en la boca (fumadores de tabaco en pipa y de puros).
Los fumadores tienen el doble de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares que los no fumadores. El consumo crónico del tabaco se asocia con padecer cáncer en algunas localizaciones, como son: laringe, cavidad oral, esófago, páncreas, riñón y fundamentalmente pulmón. El cigarrillo es el causante del 80-90% de las muertes por cáncer de pulmón.
Asimismo entre el 80-90% de las enfermedades obstructivas de los pulmones como el enfisema, es causado por el tabaco.
Estos riesgos disminuyen de manera importante si la persona deja de fumar y a los 10 años de haber dejado el hábito de fumar, el riesgo del sujeto es el mismo que el de un no fumador.
Los fumadores de cigarros y de pipa también sufren diferentes tipos de cáncer (especialmente de la cavidad oral) derivados del consumo del tabaco, aunque con menos frecuencia que los fumadores de cigarrillos.
También existe riesgo para los fumadores pasivos ya que expuestos al humo del tabaco también están expuestos a la nicotina, al monóxido de carbono y a otros agentes nocivos. Se ha comprobado, incluso, que si una mujer embarazada está en ambientes de fumadores (aunque ella no fume) el feto está absorbiendo nicotina a través de la sangre de su madre.