Actualmente sabemos que la práctica de CHEMSEX es un problema de salud pública, por las múltiples consecuencias para la salud, física y psicológica, de la persona que lo practica (Bolmont et al., 2022). Esta práctica está relacionada con un aumento de transmisión de infecciones (VIH, VHC, sífilis y gonorrea), así como con daños relacionados con prácticas de riesgo como el consumo por vía venosa (SLAM) y sobredosis (Curto Ramos et al., 2020; De La Mora et al., 2022; Grupo de Trabajo de chemsex del Plan Nacional sobre el sida., 2019; Zaro et al., 2016).
En el recientemente aprobado Plan de Adicciones de la ciudad de Madrid 2022-2026 (Madrid Salud, 2022), se ha puesto de manifiesto el aumento de la atención a estas personas con adicción que practican chemsex, pasando de 50 en el año 2017 a 351 en el 2021, lo que supone un incremento del 602% en el número de usuarios atendidos en los últimos años.
Debido a la relevancia clínica de este fenómeno se vio la necesidad de realizar este informe para recopilar los datos y profundizar en el conocimiento de las características de este grupo de población. Para ello, se revisaron las historias clínicas informatizadas de 529 personas usuarias de chemsex que estaban en tratamiento por adicciones entre el 1 de enero de 2021 y el 30 de junio de 2022. Los datos fueron extraídos del Sistema Unificado para Registro de Adicciones (SUPRA).