Conocer permite actuar (VI). Drogas depresoras del sistema nervioso central: alcohol 1º

Vamos a continuar con las drogas depresoras del Sistema Nervioso Central, durante dos entregas intentaremos saber un poco más sobre otra droga legal: el alcohol.

ALCOHOL: La especie humana ha usado el alcohol desde siempre. En las sociedades humanas ha tenido dos roles fundamentales: uno, en ocasiones sociales importantes (bodas, nacimientos, bautizos), consumo que normalmente no ha ocasionado problemas, y otro, el consumo excesivo que se conoce desde siempre y que ha generado problemas graves en las diferentes sociedades.

Siempre ha existido una ambivalencia con respecto al consumo de alcohol (su consumo social aceptado y su consumo excesivo castigado).

El alcohol es un depresor del SNC, altera la eficiencia de la conducción neuronal, inhibiendo las transmisiones sinápticas.

Al ingerir alcohol, éste pasa del estómago al intestino delgado, donde se produce una absorción rápida, aunque también puede ser absorbido a través de los pulmones y por la piel. El alcohol, como las demás drogas, es absorbido de manera diferente, dependiendo de diferencias biológicas individuales y de factores situacionales.

Los factores que modifican principalmente la absorción son aquellos que influyen en el tránsito del alcohol por el estomago y el intestino. Así, beber comiendo retrasa la absorción del alcohol.

Otro factor es el ritmo de bebida, ya que un beber rápido determina una absorción rápida. Las bebidas con una alta concentración de alcohol (como el whisky) son absorbidas más rápidamente que las de baja concentración. Las bebidas carbonatadas son absorbidas más rápido que las no carbonatadas (lo que explica por qué puede tener mucho efecto una copa de champagne con el estómago vacío y poco efecto un vaso de vino con una comida).

Teniendo en cuenta estos factores, el tiempo entre dejar de beber y el pico de concentración del alcohol en la sangre, puede oscilar entre 30 a 90 minutos.

Después de la absorción, la sangre lo distribuye por todos los tejidos del cuerpo. Como el alcohol se disuelve fácilmente en agua, la proporción de ésta en un tejido determina la concentración del alcohol en él. Como la sangre contiene, aproximadamente, un 70% de agua, tiene una alta concentración de alcohol por lo que se utiliza la sangre para determinar las tasas de alcohol. Los músculos y los huesos tienen porcentajes de agua más pequeños y por tanto de alcohol.

El alcohol afecta primariamente al SNC. La concentración de alcohol en el cerebro es casi la misma que la de la sangre, por la cantidad de ésta que irriga el cerebro y porque el alcohol pasa libremente la barrera hematoencefálica. Como todos los seres humanos tienen la misma proporción de los distintos tejidos y de agua, es posible estimar la concentración de alcohol en el cuerpo a partir de su concentración en la sangre.

La concentración de alcohol en sangre es expresada en miligramos de alcohol por 100 mililitros de sangre. Concentraciones de 0.02-0.03% se alcanzan 45-60 minutos después de consumir un vaso de vino o cerveza pequeño.

Más del 90% de alcohol absorbido es metabolizado en el organismo, principalmente en el hígado, aunque el estómago también juega su parte en el metabolismo del alcohol. El pequeño porcentaje de alcohol que no es metabolizado es excretado en forma pura, a través de los riñones y los pulmones.

Con el consumo crónico y abusivo de alcohol, los individuos pueden desarrollar severa dependencia. Los síntomas de la abstinencia, en este caso, pueden ser clasificados en tres fases:

  • La primera, que comienza a las pocas horas de haber dejado de beber, y que se caracteriza por temblores, sudoración, búsqueda de alcohol y puede incluir agitación, anorexia, dolores de cabeza, elevado gasto cardíaco, etc.
  • La segunda fase, cuando se da, comienza a las 24 horas de haber dejado de beber, y los síntomas son especialmente crisis epilépticas de distinto grado.
  • La tercera fase, aparecería después de 30 horas aproximadamente de haber dejado de beber y es el Delirium Tremens, que cursa con agitación severa, confusión, desorientación, alucinaciones especialmente visuales, muy vívidas y alta temperatura corporal. Las alucinaciones son acompañadas de delirios, que pueden tener un alto potencial de violencia si no se utiliza medicación. La muerte puede sobrevenir durante el Delirium Tremens por la alta fiebre, por colapso cardiovascular o por los severos traumatismos que se pueden producir.

Después de 5 a 7 días de haber dejado de beber, cesa el síndrome de abstinencia, pudiendo quedar síntomas residuales, como son: severa deshidratación y agotamiento físico.

En la abstinencia del alcohol puede aparecer un amplio abanico de síntomas de severidad variable, asociados al tiempo desde que ha cesado la ingesta de alcohol, aunque hay un cierto solapamiento entre algunos de ellos. Además, no todas las personas que son dependientes del alcohol tienen los mismos síntomas ni pasan por todas las fases. Es importante señalar que los síntomas de abstinencia pueden empezar con cierta concentración de alcohol en sangre (alrededor de 0.15%), no siendo necesario que ésta llegue a cero para que se desencadenen, y que es muy importante la valoración médica del síndrome de abstinencia del alcohol, ya que puede ser imprescindible la utilización de medicación.

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