Conocer permite actuar (VII). Drogas depresoras del sistema nervioso central: alcohol 2º

Para finalizar con el alcohol (droga depresora del Sistema Nervioso Central), vamos a ver sus efectos, tanto agudos como crónicos.

Efectos del alcohol

Los efectos agudos del alcohol pueden ocurrir incluso a dosis bajas, actuando a diferentes niveles del organismo: El alcohol inhibe la secreción de la hormona antidiurética, lo que causa un incremento de la diuresis, reduce la cantidad de grasa que se oxida en el cuerpo, por lo que a largo plazo y cuando el alcohol se utiliza con una ingesta de comidas normal, aparece un exceso de peso.

Es un vasodilatador periférico, por lo que si bien causa calor corporal y enrojecimiento, se produce una pérdida de calor del cuerpo.

Otro efecto agudo importante del alcohol es la disrupción del patrón de sueño. Incluso a bajas dosis suprime el sueño REM, produciéndose un sueño poco reparador.

También tiene efectos agudos sobre los sentidos; la visión decrece en agudeza, y el sabor y el olfato pierden capacidad, decrece la sensibilidad al dolor para una tasa de concentración de alcohol en sangre en el rango de 0,08-0,10%, se enlentece el tiempo de reacción a partir de 0,10%; se deterioran las habilidades psicomotoras alrededor del 0,03%, mientras que a partir del 0,15% hay una clara anormalidad de las funciones motoras gruesas como estar de pié o caminar.

Tiene efectos agudos sobre la memoria a largo plazo. Cuando la tasa de alcohol en sangre aumenta rápidamente pueden ocurrir episodios de “blackout”, que son amnesias lacunares para eventos que suceden mientras se está bebiendo incluso aunque no haya pérdida de conciencia (algunas personas dicen “no me acuerdo de nada de lo que hice”). Se piensa que estos “blackouts” son el resultado de un fallo en la transmisión de la información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.

La resaca (que todas las personas que han bebido conocen) se puede considerar como un síndrome de abstinencia leve. Empieza a aparecer entre las 4 y 12 horas después de que se alcance la mayor concentración en sangre de alcohol, y sus síntomas incluyen dolor de cabeza, náuseas, vómitos, gasto cardíaco incrementado, fatiga y sed. Además, aunque el nivel de concentración en sangre del alcohol sea cero, la resaca está en relación con una habilidad reducida para la realización de tareas complejas (como conducir).

Si bien la ingesta únicamente de alcohol tiene que ser muy extrema para ser causa de muerte por depresión del SNC, cuando se combina con otros depresores, esta dosis no necesita ser tan alta.

También hay que tener en cuenta que la ingesta de alcohol disminuye el efecto de ciertas medicaciones prescritas como son los antibióticos, los anticonvulsivantes, los anticoagulantes y los inhibidores de las monoaminooxidasas (familia de antidepresivos).

ALCOHOL Y CONDUCCIÓN. Muchos estudios han demostrado que el alcohol afecta a la ejecución de tareas que requieren habilidades psicomotoras y la integración de información sensorial, y como es conocido las habilidades sensomotoras constituyen la mayor parte de la habilidad de conducir.

Podemos decir que el alcohol es el factor primordial para el riesgo de verse implicado en un accidente de tráfico, aunque con el alcohol, también interactúan otros factores como el género y la edad. La juventud afecta no sólo porque los jóvenes tienen menos experiencia al volante, sino también porque llevan menos tiempo bebiendo y tienden a aumentar su concentración de alcohol en sangre en períodos cortos de tiempo (se busca el “colocón” rápido bebiendo mucho en poco tiempo).

ALCOHOL Y AGRESIVIDAD. Existe una concurrencia entre violencia y alcohol, que hace pensar que la causa de dicha violencia, o el desencadenante de la misma, es el consumo de alcohol. Robos, asaltos con intimidación, violencia doméstica, problemas en lugares públicos, etc. son algunos de los efectos que tiene el consumo de alcohol sobre la conducta agresiva.

Una explicación posible es la teoría de la desinhibición, que sugeriría que el alcohol permite conductas que la sociedad normalmente inhibe. Sin embargo, experimentos controlados de laboratorio no parecen demostrar apoyo a esta teoría. Según éstos, no sería sólo la acción farmacológica desinhibidora del alcohol, lo que daría como resultado la agresividad, sino que el alcohol se combina con factores situacionales (como presión social y deseos de venganza en determinadas situaciones) que contribuyen a la agresión, siendo ambos necesarios para que ésta se dé.

El consumo crónico del alcohol tiene muchos efectos fisiológicos y psicológicos, lo que implican un aumento de las disfunciones, además algunos de ellos pueden ser fatales. Alguno de los efectos es causado directamente por la toxicidad del alcohol (como los efectos sobre el hígado) y otros están relacionados indirectamente con el consumo de alcohol a largo plazo (demencia alcohólica, que implica desde un deterioro del funcionamiento cognitivo, hasta la demencia propiamente dicha y que está causada por las deficiencias nutricionales y vitamínicas, principalmente del complejo vitamínico B, que tienden a ocurrir en las personas que dependen del alcohol).

El consumo crónico de alcohol es difícil de definir, y muchos de sus efectos perjudiciales tardan años en hacerse visibles, además de que diferentes bebedores crónicos tienen diferente susceptibilidad al deterioro que produce esta droga.

Se sabe que el alcohol daña principalmente el hígado y el cerebro y que causa daños en muchos sistemas y a distintos niveles. Así, podemos considerar que el consumo crónico y abusivo de alcohol, produce los siguientes deterioros físicos:

  1. En el SNC: deterioro específico y general del funcionamiento cognitivo.
  2. A nivel del aparato digestivo: Causa gastritis, varices esofágicas asociadas al deterioro del tejido hepático y aumenta el riesgo de pancreatitis.
  3. En el hígado: el daño puede ser menor y reversible con la abstinencia, o puede llegara a ser irreversible y a veces fatal (varices esofágicas, cirrosis…)
  4. A nivel cardiovascular: incrementa la mortalidad por enfermedad coronaria, e incrementa el riesgo para enfermedades cardiovasculares en general; produce también un debilitamiento del músculo cardíaco.
  5. A nivel endocrino: afecta a la secreción de hormonas en general.
  6. A nivel del sistema inmune: incrementa la susceptibilidad a diversas enfermedades infecciosas.
  7. A nivel de la función reproductiva: causa daños permanentes en el feto (diferentes deformidades físicas y retraso mental).
  8. A nivel múltiple: incrementa el riesgo de contraer diferentes tipos de cáncer: oral, de la lengua, de la faringe, de la laringe, de esófago, de estómago, de hígado, de pulmón, de páncreas, de colon, de recto.

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